LA TIERRA TAMBIÉN TIENE ESPINILLAS
EL DIAPIRO SALINO DEL CORTIJO DEL
HOYO
Existe un tipo de estructura
geológica que resulta muy interesante por el proceso de formación de la misma.
Se trata del diapiro o domo salino.
Y en Valdepeñas de Jaén tenemos un
ejemplo (además de la famosa ventana tectónica). Se encuentra en el paraje
llamado el cortijo del Hoyo próximo a la carretera que se dirige a Frailes.
Voy a explicar la génesis de un
diapiro y después me referiré al ejemplo concreto que nos ocupa.
Imaginemos una cuenca
sedimentaria en la que a lo largo de grandes periodos de tiempo se van
depositando materiales de diferentes tipos (arenas, carbonato cálcico,
arcillas…).
En un momento dado la cuenca se va cerrando quizás por el empuje de
placas y esa región situada bajo el mar y cargada de sedimentos empieza a
elevarse. El mar se hace menos profundo e incluso una porción del mismo queda
aislada y convertida en una laguna que va perdiendo agua por evaporación. A
partir de un cierto momento por saturación de las sales que lleva disueltas,
estas comienzan a precipitar en el fondo. Primeramente lo hacen los sulfatos y
por eso se forma yeso (muy abundante en las inmediaciones de Valdepeñas) y
luego los cloruros, siendo mayoritario el de sodio o sal común (halita).
Así que nos encontraremos capas y
capas (estratos) de sedimentos y rocas sedimentarias en las que las últimas en depositarse estarán formadas
por yeso y sal.
Pero sigamos imaginando: las
fuerzas que muevan las placas pueden distender los materiales, estos pueden
hundirse y el mar inunda de nuevo la región. Durante otro gran periodo de
tiempo vuelven a depositarse todo tipo de sedimentos sobre los que ya había
(más arcillas, más carbonato cálcico…).
La historia puede repetirse y
otra vez nuestras rocas asoman a la superficie desapareciendo el mar.
Este es el escenario que me
interesa que veamos: tenemos una región constituida por rocas sedimentarias en
las que se alternan diferentes tipos de materiales. En el caso de Valdepeñas
dominan las rocas calizas (formadas por el carbonato cálcico) y entre ellas,
como si de un bocadillo se tratara, tenemos yeso y sal (el jamón del
bocadillo).
Los yesos y la sal común son
materiales poco densos, plásticos (no rígidos como las calizas) y se encuentran
aprisionados y sobre todo presionados por el peso de los estratos superiores.
Aquí viene otro símil: si
presionamos una espinilla con los dedos, el material de la misma (la pus es un fluido) se ve obligado
a salir a la superficie rompiendo la piel por la zona más fina.
Esto es un
diapiro salino, una espinilla en la que en vez de pus son los materiales
plásticos los que salen. Se comportan de modo fluido aunque el flujo sea desde
nuestro punto de vista desesperadamente lento, pero no tanto si hablamos de
tiempo geológico (es un movimiento relativamente rápido).
La gente de mi edad y mayor
estudiábamos en la geografía de España las montañas de sal de Suria y Cardona
en Barcelona. Son ejemplos muy notables de estas formaciones en las que
literalmente encontramos montañas hechas de yeso, sal común y otras sales, que
por cierto se explotan desde la época de los romanos.
Montaña de sal de Cardona (Barcelona) |
Volvamos a Valdepeñas de Jaén.
Seguro que nadie recuerda haber visto ninguna montaña de sal y es lógico, no
la hay.
El yeso es soluble y la sal común
mucho más. La razón de que no veamos esas montañas es que ya no están porque
han sido disueltas por la aguas y ahora forman parte de los océanos. Pero sí
queda la huella. Quienes conozcan el paraje del Cortijo del Hoyo saben el
porqué del nombre. Hay una oquedad de enormes dimensiones que parece un
valle rodeado de montañas. Esta hondonada es lo que queda del diapiro, pero hay
una serie de pruebas muy interesantes de lo que allí pasó.
Si nos situamos en la zona más alejada de Valdepeñas y por tanto próxima a Frailes, donde está la cascada y el cortijo de la Colmenilla, podemos ver cómo los estratos de roca caliza se recurvan hasta ponerse verticales. Estamos viendo la zona por donde “la espinilla” rompió la cubierta que la presionaba. Las calizas en toda la zona están literalmente reventadas. Las sales se fueron pero queda constancia del proceso.
Aunque no formen diapiros, en la
región aparecen en muchos lugares los yesos y también la sal común: hay arroyos
salados que han servido para obtener sal (en los alrededores de Jaén capital hay más de 6 salinas, explotadas hasta hace
apenas unas décadas y de las que hay solo dos en funcionamiento). El agua
subterránea disuelve estratos de sal que se encuentran bajo la superficie y por eso cuando asoma la superficie es agua salada.