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martes, 2 de septiembre de 2014

DIAPIROS SALINOS: LAS ESPINILLAS DE LA TIERRA

LA TIERRA TAMBIÉN TIENE ESPINILLAS



EL DIAPIRO SALINO DEL CORTIJO DEL HOYO

Existe un tipo de estructura geológica que resulta muy interesante por el proceso de formación de la misma. Se trata del diapiro o domo salino.
Y en Valdepeñas de Jaén tenemos un ejemplo (además de la famosa ventana tectónica). Se encuentra en el paraje llamado el cortijo del Hoyo próximo a la carretera que se dirige a Frailes.
Voy a explicar la génesis de un diapiro y después me referiré al ejemplo concreto que nos ocupa.
Imaginemos una cuenca sedimentaria en la que a lo largo de grandes periodos de tiempo se van depositando materiales de diferentes tipos (arenas, carbonato cálcico, arcillas…).
En un momento dado la cuenca se va cerrando quizás por el empuje de placas y esa región situada bajo el mar y cargada de sedimentos empieza a elevarse. El mar se hace menos profundo e incluso una porción del mismo queda aislada y convertida en una laguna que va perdiendo agua por evaporación. A partir de un cierto momento por saturación de las sales que lleva disueltas, estas comienzan a precipitar en el fondo. Primeramente lo hacen los sulfatos y por eso se forma yeso (muy abundante en las inmediaciones de Valdepeñas) y luego los cloruros, siendo mayoritario el de sodio o sal común (halita).
Así que nos encontraremos capas y capas (estratos) de sedimentos y rocas sedimentarias en las que  las últimas en depositarse estarán formadas por yeso y sal.






Pero sigamos imaginando: las fuerzas que muevan las placas pueden distender los materiales, estos pueden hundirse y el mar inunda de nuevo la región. Durante otro gran periodo de tiempo vuelven a depositarse todo tipo de sedimentos sobre los que ya había (más arcillas, más carbonato cálcico…).


La historia puede repetirse y otra vez nuestras rocas asoman a la superficie  desapareciendo el mar.
Este es el escenario que me interesa que veamos: tenemos una región constituida por rocas sedimentarias en las que se alternan diferentes tipos de materiales. En el caso de Valdepeñas dominan las rocas calizas (formadas por el carbonato cálcico) y entre ellas, como si de un bocadillo se tratara, tenemos yeso y sal (el jamón del bocadillo).
Los yesos y la sal común son materiales poco densos, plásticos (no rígidos como las calizas) y se encuentran aprisionados y sobre todo presionados por el peso de los estratos superiores.

Aquí viene otro símil: si presionamos una espinilla con los dedos, el material de la misma (la pus es un fluido) se ve obligado a salir a la superficie rompiendo la piel por la zona más fina.
Esto es un diapiro salino, una espinilla en la que en vez de pus son los materiales plásticos los que salen. Se comportan de modo fluido aunque el flujo sea desde nuestro punto de vista desesperadamente lento, pero no tanto si hablamos de tiempo geológico (es un movimiento relativamente rápido).


La gente de mi edad y mayor estudiábamos en la geografía de España las montañas de sal de Suria y Cardona en Barcelona. Son ejemplos muy notables de estas formaciones en las que literalmente encontramos montañas hechas de yeso, sal común y otras sales, que por cierto se explotan desde la época de los romanos.
Montaña de sal de Cardona (Barcelona)


Volvamos a Valdepeñas de Jaén. Seguro que nadie recuerda haber visto ninguna montaña de sal y es lógico, no la hay.
El yeso es soluble y la sal común mucho más. La razón de que no veamos esas montañas es que ya no están porque han sido disueltas por la aguas y ahora forman parte de los océanos. Pero sí queda la huella. Quienes conozcan el paraje del Cortijo del Hoyo saben el porqué del nombre. Hay una oquedad de enormes dimensiones que parece un valle rodeado de montañas. Esta hondonada es lo que queda del diapiro, pero hay una serie de pruebas muy interesantes de lo que allí pasó.

Si nos situamos en la zona más alejada de Valdepeñas y por tanto próxima a Frailes, donde está la cascada y el cortijo de la Colmenilla, podemos ver cómo los estratos de roca caliza se recurvan hasta ponerse verticales. Estamos viendo la zona por donde “la espinilla” rompió la cubierta que la presionaba. Las calizas en toda la zona están literalmente reventadas. Las sales se fueron pero queda constancia del proceso.


Aunque no formen diapiros, en la región aparecen en muchos lugares los yesos y también la sal común: hay arroyos salados que han servido para obtener sal (en los alrededores de Jaén capital  hay más de 6 salinas, explotadas hasta hace apenas unas décadas y de las que hay solo dos en funcionamiento). El agua subterránea disuelve estratos de sal que se encuentran bajo la superficie y por eso cuando asoma  la superficie es agua salada.
  

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