El sexo es un antiguo invento de la vida. Y tiene que ser un gran invento cuando sigue aquí entre nosotros tanto tiempo después y cuando la inmensa mayoría de los seres vivos lo practican.
Como ya sabéis (os lo hemos dicho en clase cientos de veces) el sexo produce diversidad y eso ha sido y es bueno para la supervivencia de las especies (aunque no de los individuos). Además, la diversidad es la base de la evolución...
Pero esta entrada del blog va de arañas y de cómo practican esto del sexo:
Los animales terrestres han desarrollado muchas y variadas adaptaciones a la vida fuera del agua. Una de ellas tiene que ver con el lugar de unión de los gametos, esas células encargadas de encontrarse y generar a partir de su unión (fecundación) un cigoto que es el origen de un nuevo individuo.
Esta adaptación es la fecundación interna, que consiste en que el macho introduce los espermatozoides dentro del cuerpo de la hembra.
Para acometer esa labor hay numerosas y curiosas estrategias. Quizás la más conocida es la de poseer el macho un órgano copulador que facilite el proceso. En general estos órganos están relacionados con el conducto de salida de los gametos (sirva de ejemplo el pene de los mamíferos), pero hay otras soluciones y así, las arañas han desarrollado un órgano copulador curioso aprovechando otro órgano que no tenía nada que ver con el asunto (chapuzas de la evolución).
Las arañas poseen un par de apéndices junto a la boca llamados quelíceros. Terminan en una uña conectada a una glándula de veneno y los emplean para capturar y matar a sus presas. A ambos lados de aquellos, tienen otros dos apéndices llamados pedipalpos, que tienen una función sensorial (tacto).
Las arañas presentan dimorfismo sexual: las hembras son más grandes que los machos (a veces mucho más) y estos tienen unos pedipalpos abultados (parecen guantes de boxeo) frente a ls de aquellas, que los tienen más largos y estilizados. Pero es que los pedipalpos de los machos tienen otra función: son los órganos copuladores.
Macho de araña lobo |
Detalle de los pedipalpos |
Durante el cortejo, la araña macho tiene que convencer a la araña hembra, que como ya he mencionado es más grande, de sus buenas intenciones y sobre todo tiene que convencerla de que no es una presa comestible. Para ello realiza una danza, diferente según la especie de la que se trate, que la encandila y tranquiliza. En algunos casos el macho le ofrece un regalo como muestra de buena voluntad (o quizás para distraerla). El regalo es siempre una presa envuelta en seda (muy romántico).
Solo cuando nuestro protagonista haya logrado su propósito (es decir, continúe vivo) y la hembra esté dispuesta (siempre tiene la última palabra) él se llevará un pedipalpo tras otro a su abertura genital, situada en la parte ventral anterior de su abdomen y succionará sendos paquetes de espermatozoides con sus "guantes de boxeo" que funcionan como jeringuillas.
Solo cuando nuestro protagonista haya logrado su propósito (es decir, continúe vivo) y la hembra esté dispuesta (siempre tiene la última palabra) él se llevará un pedipalpo tras otro a su abertura genital, situada en la parte ventral anterior de su abdomen y succionará sendos paquetes de espermatozoides con sus "guantes de boxeo" que funcionan como jeringuillas.
Ahora ya preparado deberá situar sus pedipalpos cargados en la abertura genital de la hembra y descargar sucesivamente los dos paquetes, llamados espermatóforos.
Fecundar y salir corriendo: ese es el final del idilio. Si todo ha ido bien, los espermatozoides se liberarán del envoltorio y se unirán a los óvulos preparados por la hembra.
Cortejo y final feliz de una araña de la familia de los saltícidos
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