Si preguntamos "
¿Qué es un fósil?" a cien personas elegidas al azar, es casi seguro que noventa dicen que son restos de animales prehistóricos, y la mayor parte de aquellos quizás pongan el ejemplo de los huesos de los dinosaurios.
No están equivocados pero se quedan muy cortos. Un fósil se define como cualquier resto de un ser vivo del pasado (no sólo animal)
o de su actividad.
Y por esto, dentro del término se incluyen cosas como huellas, nidos, madrigueras o excrementos. Asociados a homínidos podemos considerar fósiles los utensilios y armas fabricados por éstos.
Este artículo está referido a las huellas fósiles o
ignitas y concretamente a un tipo de ignitas llamadas
crucianas.
Que un animal puede dejar huellas sobre un terreno blando y que estas
huellas pueden preservarse durante millones de años puede parecernos
increíble, pero así es y resulta relativamente frecuente en algunos
lugares. Por ejemplo, de todos es conocido el hecho de que en nuestro
país hay regiones donde han aparecido huellas de dinosaurio (La Rioja;
Teruel; en la provincia de Jaén: Santiesteban del Puerto)
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Huellas de dinosaurios en Santiesteban del Puerto (Jaén) |
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Las crucianas son huellas dejadas por un tipo de animal llamado
trilobites.
Los trilobites eran animales marinos pertenecientes al gran filum de los artrópodos (al que también pertenecen los crustáceos, los insectos o los arácnidos). Vivieron en la
era primaria, apareciendo hace unos 500 millones de años y extinguiéndose las últimas especies hace unos 280 millones de años, a la vez que casi el noventa por ciento de las especies de seres vivos (algo muy grave debió suceder en el planeta sin duda).
Se conocen casi
4000 especies de trilobites con tamaños que van desde poco menos de un centímetro hasta más de medio metro, pero la talla más frecuente es la de unos diez centímetros de longitud.
Hay yacimientos de fósiles donde aparecen estos animales, pero hay otros, como al que voy a referirme, en los que sólo han fosilizado sus huellas.
Monsagro es una pequeña localidad de la provincia de Salamanca situada en las estribaciones de la sierra de Francia. Es costumbre colocar como adorno en las fachadas de las casas, también de la iglesia, grandes fragmentos de roca llenos de crucianas. Estas rocas no se encuentran en los alrededores del pueblo sino en montes relativamente próximos.
Las fotos que aparecen a continuación proceden de viviendas de la localidad y de una de las fuentes.
¿Cómo se formaron estas huellas y por qué tienen ese aspecto?
Imagina un fondo del mar cerca de la costa. Imagina a los trilobites avanzando gracias a sus numerosas patas y hundiéndose en la fina arena. Por la propia forma de estos animales y el modo de moverse van produciendo un surco doble con pequeñas estrías. Su trayectoria a veces es rectilínea, pero a menudo es sinuosa.
Normalmente las corrientes marinas borran las huellas en poco tiempo, pero en ocasiones, en vez de hacer esto traen arena de otras zonas y cubren el fondo marino incluyendo las huellas.
Tenemos por lo tanto el material de debajo con las huellas y un material algo más joven encima y que las rellena y cubre: la parte de abajo con los surcos ha creado un
molde y la parte de arriba al rellenarlas ha formado un
contramolde.
Pasa el tiempo y capas y más capas de arena o de otros sedimentos se van acumulando sobre los más antiguos. Pueden ser cientos o miles de metros de espesor que empujan hacia abajo a nuestras dos capas iniciales. La compactación, la pérdida de agua, el aumento de presión y de la temperatura son capaces a lo largo de millones de años de trasformar esa fina arena en una roca coherente como la
cuarcita.
Esto ocurría bajo el mar, a varios kilómetros de profundidad en el subsuelo, entonces, ¿Cómo han llegado esas crucianas a lo alto de un cerro a 1.500 metros sobre el nivel del mar?
Hay que pensar en las enormes fuerzas capaces de formar montañas, hay que recordar esos movimientos de las placas tectónicas producidos por el calor interno de la Tierra y entonces casi podremos imaginarnos nuestras capas de antigua arena (ahora hablaremos de
estratos de roca) plegarse y ascender hasta sobrepasar el nivel de aquel mar que acabó por desaparecer.
Y aquí tenemos las crucianas a la vista y en nuestras manos: nada menos que las huellas de trilobites que se estuvieron paseando por el fondo de un mar hace "sólo" unos 300 millones de años.
Curiosamente, todo lo que aquí aparece son los contramoldes de las huellas y no los moldes en sí. Para esto, de momento, no tengo explicación...
(Piensa que estos contramoldes de crucianas en su posición original estaban "boca abajo").