Paté de pato "al hígado graso" |
En nuestro país empleamos el término de “paté” y cada vez menos los de “fuagrás” o “foiegrás”, para referirnos a una pasta que se unta sobre el pan, hecha a base de hígado de cerdo y grasa, condimentada con especias. Hoy día hay muchas variedades diferentes y casi a cualquier pasta untable se le llama paté.
Los dos términos proceden del francés “pâté” (pasta) y “foie-gras” (hígado graso). Pero en Francia el auténtico FOIE-GRAS es otra cosa:
Se trata de un manjar hecho sólo con hígado de ganso u oca (parientes más grandes de los patos). La manera de preparar este alimentoes realmente curiosa y terrible.
Como
debemos saber, los alimentos sabrosos son los que tienen grasa (y si
no, compara un pescado blanco como la merluza, que no sabe a nada, con
un pescado azul, como la sardina: la diferencia está en la grasa).
¿Cómo
hacer que un hígado insípido se convierta en un hígado sabroso que
rezume grasa? Muy sencillo, sólo hay que
aprovecharse de una de las funciones que tiene esta víscera de color vino tinto: la de ser el gran laboratorio químico del organismo.
Todo
el mundo sabe que engordas si te hinchas de pan, galletas, pasta o patatas. Esos alimentos están compuestos por almidón, que tras la
digestión queda reducido a miles de moléculas de glucosa. La glucosa es
nuestro combustible celular, pero si tomamos más de la que utilizamos,
nuestro organismo la almacena en los “michelines” (otra palabra francesa
que también tiene su historia).
Pero,
¿no son de grasa nuestros michelines? En efecto. La glucosa abulta y
pesa demasiado (el doble que la grasa), así que el hígado se encarga de
trasformar la glucosa recién absorbida en el intestino delgado (llega directa a través de la vena portahepática), en
triglicéridos (grasa) que se devuelven a la sangre para que las células
almacenadoras (adipocitos) la recojan y la guarden, por si vienen malos
tiempos.
Bien,
aprovechándonos de esto, si hacemos trabajar sin descanso al hígado,
acabará por inflamarse y se rellenará de grasa que no podrá expulsar.
Para ello no hay más que hacer comer almidones a las aves, muchas veces
al día y a la fuerza.
Ganso alimentado a la fuerza con un embudo |
En
apenas un mes (su último mes de vida) y con esta alimentación forzada
(se emplea un embudo), el hígado llega a aumentar hasta diez veces su
tamaño original y si no se sacrificara al ave, posiblemente moriría poco
después por múltiples problemas de salud y entre ellos por un hígado
degenerado.
El color de estos hígados da una idea de lo alterados que están. Su hipertrofia también |
Después, con estos hígados grasos y con diferentes recetas… Eh voila! Le foie-gras est prêt a manger. Bon appétit!
Hay
organizaciones de defensa de los animales que están luchando por hacer
que se prohíban estas prácticas crueles para conseguir un alimento que
no es básico para la humanidad.
Esta degeneración hepática pueden sufrirla los humanos que tienen dietas en las que se abusa de la ingestión de comida especialmente rica en glúcidos.
Esta degeneración hepática pueden sufrirla los humanos que tienen dietas en las que se abusa de la ingestión de comida especialmente rica en glúcidos.
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