El
implante coclear es un dispositivo que transforma las señales
acústicas (sonidos) en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo a través de unos pequeños cables o electrodos implantados en la parte más profunda del oído, la cóclea o caracol.
Las
partes que forman el implante se dividen en externas e internas.
1-
El micrófono recoge los sonidos y los manda al procesador.
2-
El procesador selecciona y codifica los sonidos útiles para
comprender el lenguaje. La codificación se hace en forma de corriente
eléctrica.
3-
El transmisor envía los sonidos codificados al receptor.
Lleva un imán para que quede “pegado” sobre el receptor.
En este modelo, el micrófono y el procesador se colocan detrás de la oreja y son de pequeño tamaño. El transmisor está unido al procesador por un cable y posee un imán que será atraído por otro imán situado en el implante.
Este modo de unir ambas piezas permite poner y quitar con facilidad los elementos externos (por ejemplo se quita para dormir).
- Internas:
4-
El receptor o implante se coloca en el hueso, detrás del pabellón
auricular, capta las señales eléctricas del emisor y se encarga de
enviarlas a los electrodos.
5-
Los electrodos se introducen dentro de la cóclea en el oído interno
y estimulan las células nerviosas que aun funcionan. Estos
estímulos pasan a través del nervio auditivo al cerebro, que los
reconoce como sonidos. (En la figura, los electrodos son los números 1 y 2 y el receptor está formado por los números 4 y 5).
Este dispositivo está diseñado para hacer oír a personas que tienen un problema grave en el oído medio (tímpano o cadena de huesecillos) o en el oído interno (cóclea o caracol) pero no tienen dañado el nervio acústico ni las células mecanorreceptoras.
Hay varios hechos interesantes en los implantes cocleares. Uno de ellos es el tema médico: hay que insertar en el hueso un pequeño aparato y hay que llevar hasta el interior del caracol unos electrodos (pequeños cables). El otro hecho interesante es que esta tecnología se ha diseñado no simplemente para oír sonidos sino para entender el lenguaje hablado.
Tengamos en cuenta que en un oído que oye hay varios millones de células sensitivas recogiendo información y enviándola al cerebro. Los electrodos no pueden estimular a todas esas células, de ahí que el procesador debe escoger de entre los sonidos hablados que le llegan por el micrófono y hará una selección para que los electrodos que se implantan (unos pocos) estimulen diferentes zonas del caracol.
¿Una persona con implantes cocleares oye como nosotros? NO. No sabemos como oye en realidad, pero está claro que puede aprender a diferenciar sonidos y a entender cuando alguien le habla.
Si cualquiera de nosotros se quedara sordo por completo y le pusieran un implante coclear, tendría que aprender a oír con sus nuevos aparatos. En principio sólo notaría ruidos, eso sí, ruidos variados que acabaría por diferenciar e identificar.
De eso a oír bien, a reconocer los miles de sonidos con sus timbres diferentes, a apreciar la música hay mucha distancia. Pero de estar aislado del mundo a tener esa ventana hay una enorme diferencia.
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