Pincha el logo para ir a la página Web del IES Sierra Sur

sábado, 2 de junio de 2012

UN ESPÁRRAGO DE 20 KILOS ¿CUÁNTAS TORTILLAS SALDRÍAN DE AHÍ?

Me temo que ninguna, porque ese espárrago no es comestible. Pertenece a una planta que hemos visto muchas veces en las cunetas de las carreteras llamada pita. Tiene hojas acintadas de más de un metro de longitud que presentan espinas en sus bordes y terminan en punta, rematada por otra espina de dimensiones considerables. Todas la hojas brotan del centro de la planta y a ras de suelo. Sin duda recuerda a un aloe vera gigante.
La pita es una de esas plantas americanas que no lleva en nuestro país más de 500 años pero ya es como de la familia (otra muy conocida es la chumbera). Está perfectamente adaptada a nuestros ambientes más áridos.
En sus lugares de origen ha sido y sigue siendo muy utilizada para gran variedad de usos: desde material para techumbres a alimento de ganado, de ella también se obtiene una bebida alcohólica (mescal) y fibras para hacer cuerdas (cuerda de pita).
Pero este artículo tiene que ver con otro asunto, el de su reproducción. La pita crece durante diez o más años sin florecer y de hecho lo hará una sola vez en su vida porque tras producir las semillas morirá.
Su floración es espectacular ya que del centro del cogollo de hojas se forma un vástago de casi diez centímetros de diámetro que crece en pocas semanas y alcanza cuatro o más metros de altura. Este tallo, escapo floral técnicamente hablando, recuerda enormemente a un espárrago de dimensiones gigantescas. Una vez se va desarrollando le pasa como a los espárragos que todos conocemos, que empiezan a ramificarse. Éstos se transforman en una nueva esparraguera y el ágave produce ramas con flores en sus extremos.



El parecido entre esos dos tallos que desarrollan ambas especies de plantas no es coincidencia, ya que las esparragueras y las pitas pertenecen a dos familias botánicas muy emparentadas (primas hermanas podríamos decir).


No hay comentarios:

Publicar un comentario